En el vasto universo del yoga, a menudo hablamos de asanas (posturas), pranayamas (ejercicios de respiración) y meditación. Pero hay un pilar fundamental que, aunque a veces se olvida, es tan crucial como cualquier postura para nuestro bienestar integral: la alimentación.
Para un yogui, la comida no es solo combustible; es una ofrenda a nuestro cuerpo, nuestro templo, y un camino directo hacia la modalidad de la bondad (Sattva) que nos acerca a la verdadera esencia del yoga.
Más Allá de la Nutrición: La Comida como Práctica Yóguica
Desde la perspectiva del yoga y las tradiciones védicas como el Ayurveda, la comida que ingerimos impacta profundamente no solo en el cuerpo, sino también en la mente, emociones y espíritu. No se trata solo de nutrientes, sino también de la energía sutil (Prana) que cada alimento aporta.
Claves para una alimentación sana y natural:
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Frutas y verduras frescas: llenas de vitalidad y prana.
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Granos integrales: energía sostenida.
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Legumbres y frutos secos: proteínas y grasas saludables.
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Especias naturales: sabor y propiedades medicinales.
 
La Comida en la Modalidad de la Bondad (Sattva)
El Bhagavad Gita clasifica los alimentos según las tres gunas:
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Sattva (bondad)
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Rajas (pasión)
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Tamas (ignorancia)
 
El yogui busca la dieta sáttvica para promover paz mental, claridad y conexión espiritual.
Características de la comida sáttvica:
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Fresca, pura y natural.
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Ligera y fácil de digerir.
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Nutritiva y vivificante.
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Cultivada con amor y respeto por la tierra.
 
Beneficios de una dieta sáttvica para el yoga:
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Claridad mental y mejor concentración.
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Paz interior y reducción de irritabilidad.
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Energía sostenida para la práctica física.
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Mayor conexión cuerpo-mente.
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Desarrollo espiritual.
 
La Comida como Ofrenda a lo Divino
En la tradición védica, la comida es Prasadam, una ofrenda a Dios. Comer con conciencia y gratitud transforma cada bocado en una meditación y en un acto sagrado que nutre el cuerpo y el alma.
Comer en la modalidad de la bondad no es una restricción, sino una liberación que eleva la energía, purifica el ser y profundiza el camino yóguico. Tu plato puede ser tan sagrado como tu mat de yoga si lo abordas con conciencia y devoción.



